En el corazón de Santa Clara, donde los recortes federales amenazan los servicios de salud, un rayito de esperanza se abre paso: la nueva clínica COMPASS (Compassionate Addiction Services and Support). Inaugurada recientemente, esta clínica de atención inmediata es la primera en el condado que ofrece servicios de recuperación por adicciones a cualquier persona, sin importar su seguro médico ni necesidad de referencia.
La instalación, financiada con entre 2 y 3 millones de dólares en fondos federales y acuerdos por la crisis de opioides, espera atender a 1,200 pacientes cada año. Allí se brindarán medicamentos para el tratamiento de adicciones, consejería, apoyo en salud mental, derivaciones médicas y acompañamiento en la recuperación.
La jefa de operaciones del condado, Greta Hansen, subrayó la importancia del acceso inmediato: “El día que alguien decide empezar su recuperación es decisivo. Aquí pueden entrar y recibir tratamiento ese mismo día. Eso puede salvar vidas”.
La supervisora Susan Ellenberg añadió que garantizar la atención sin listas de espera es esencial en un condado donde más de 10,000 personas luchan cada año contra la adicción. Ellenberg fijó una meta ambiciosa: duplicar el número de personas atendidas para 2030.
El impacto humano quedó reflejado en el testimonio de Dora Baltazar, quien enfrentó años de adicción, cárcel y pérdida de sus hijos, pero logró rehacer su vida gracias al tratamiento. Hoy trabaja como representante de salud en COMPASS: “Conozco de primera mano el estigma y el aislamiento, pero también la esperanza y la fuerza que la recuperación puede traer. El camino es duro, pero lleva a un futuro mejor”.
El condado ya ha reducido las muertes por sobredosis —de 353 en 2022 a 275 en 2024— gracias a programas de reducción de daños, distribución masiva de naloxona y apertura de nuevas instalaciones en San José, Gilroy y el centro de la ciudad. Sin embargo, la doctora Sarah Rudman, directora interina de salud pública, recordó que aún queda mucho por hacer: “Cada una de esas 275 muertes es una vida perdida demasiado pronto. Escuchar a quienes han vivido la adicción nos guía para no bajar la guardia”.
Con COMPASS, Santa Clara da un paso firme hacia un modelo de salud pública más humano, que reconoce la adicción como una enfermedad y no como un estigma. Un espacio donde la recuperación no tiene barreras, y donde la dignidad de cada persona cuenta.