Una mayoría contundente de californianos respaldó el plan del gobernador Gavin Newsom para redibujar los distritos electorales. En Santa Clara, donde el 71% votó a favor, la esperanza y la inquietud caminan de la mano.
El amanecer del 5 de noviembre trajo una mezcla de orgullo para millones de californianos. Con una aprobación aplastante, el estado dio luz verde a la Propuesta 50, impulsada por el gobernador Gavin Newsom, que redefine los mapas electorales federales con la intención de fortalecer la representación demócrata.
En Santa Clara, el 71% de los votantes apoyó el cambio. Los líderes que impulsaron la propuesta reconocen el triunfo: “Estoy orgulloso de que California se haya unido en defensa de su voz, pero también enfrentamos un momento peligroso para nuestra democracia”, advirtió el congresista Sam Liccardo, quien llamó a la vigilancia ante posibles intentos de deslegitimar los resultados.
La medida consolida cinco escaños demócratas. Pero el futuro de esas contiendas dependerá, como recordó la congresista Zoe Lofgren, de que los ciudadanos mantengan la participación activa: “Necesitamos candidatos fuertes, campañas firmes y una ciudadanía comprometida”, subrayó.
Aún con la victoria en las urnas, la batalla legal comenzó de inmediato. El bufete de Harmeet Dhillon, asistente del fiscal general de EE.UU., presentó una demanda alegando que la medida viola la Constitución. Mientras tanto, el expresidente Donald Trump ya tildó la propuesta de “ilegítima” y amenazó con una revisión del sistema de voto por correo de California.
Para Mindy Romero, socióloga política y directora del Centro para la Democracia Inclusiva, la polarización creciente tiene un costo emocional y cívico. Romero advierte que el conflicto por la Propuesta 50 puede ser solo el inicio de una “guerra abierta de manipulación electoral” que se extendería más allá de las elecciones de 2026 y 2028. “Si hoy se justifica una excepción, mañana se abrirá la puerta a otra”, añadió.
Tras años de confrontación política, millones de californianos sienten que la democracia se ha convertido en un campo de batalla. Muchos ven la medida como una defensa ante el avance del autoritarismo.
Al final, como reconoció el propio Liccardo, el voto fue solo el principio: “Ganamos una batalla, pero la verdadera lucha es por la confianza de la gente en el proceso democrático”.
En California, la Propuesta 50 no solo redefine los mapas electorales. También traza nuevas líneas más profundas en el corazón de su ciudadanía.
