María Gutiérrez tiene dos títulos universitarios, trabaja más de 40 horas a la semana en una empresa tecnológica en California y, sin embargo, gana menos que sus compañeros varones con menor preparación. Su historia no es la excepción: es el reflejo de millones de mujeres latinas en Estados Unidos que, pese a su preparación y esfuerzo, continúan atrapadas en una brecha salarial que parece no tener fin.
Un nuevo estudio del Instituto Latino de Política y Política (LPPI) de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) reveló que las latinas siguen siendo el grupo demográfico con los salarios más bajos en la fuerza laboral estadounidense, incluso después de haber duplicado su nivel educativo en las últimas dos décadas.
El informe, publicado en el marco del Día de la Igualdad Salarial para las Latinas, señala que el porcentaje de mujeres hispanas con licenciatura o estudios superiores pasó del 11 % en el año 2000 al 23 % en 2023. Sin embargo, este avance no se traduce en mejores ingresos.
Una latina con título universitario gana en promedio 28 dólares por hora, frente a los34 dólares de los hombres latinos, los 33 dólares de las mujeres blancas y los 43 dólares de los hombres blancos.
Esta brecha no solo es estadística: representa una pérdida de más de un millón de dólares en ingresos a lo largo de la vida laboral, dinero que podría servir para comprar una vivienda, costear la universidad de los hijos o asegurar la jubilación.
“Estas disparidades no son aisladas ni accidentales, sino estructurales”, advirtió Amada Armenta, directora de la facultad del LPPI. “Las latinas siguen siendo sistemáticamente infravaloradas, incluso a medida que crece su papel en el impulso de la fuerza laboral estadounidense”.
El estudio también revela un factor generacional: las latinas jóvenes, de 16 a 24 años, ganan 92 centavos por cada dólar que perciben los hombres blancos de su misma edad. Pero la situación empeora con el tiempo: entre las trabajadoras de 55 a 64 años, el pago se reduce a 53 centavos por dólar.
La desigualdad se agudiza según el origen. Las mujeres guatemaltecas y hondureñasreciben poco más de la mitad del salario de un hombre blanco, mientras que laschilenas y argentinas ganan alrededor del 80 %.

En la foto, un grupo de mujeres participa en una conferencia de alto nivel convocada por “Latinas Think Big” (“Las latinas piensan a lo grande”), en la sede de Google en Mountain View. Más de 300 ejecutivas y altas funcionarias hispanas se dieron cita en una conferencia que busca cambiar la narrativa sobre la mujer latina en Estados Unidos. Foto EFE.
En California, el estado con mayor población latina del país, la brecha es la más profunda: las latinas ganan solo 49 centavos por cada dólar que gana un hombre blanco.
La investigación pone en evidencia que, a pesar de los progresos en educación y participación laboral, los obstáculos estructurales, ladiscriminación sistémicay lafalta de políticas de equidad salarialcontinúan afectando a millones de mujeres.
Expertas como Armenta señalan que lograr la igualdad salarial no solo es una cuestión de justicia individual, sino de bienestar colectivo. “Cuando las latinas prosperan, lo hacen sus familias y comunidades. La equidad salarial fortalece la economía de todo el país”, aseguró.
Mientras tanto, voces como la de María Gutiérrez siguen recordando que el mérito académico no siempre se traduce en reconocimiento económico. “Estudié, me preparé y trabajo duro todos los días, pero parece que eso no basta. A veces siento que mi esfuerzo vale menos solo por quién soy”, confiesa.
El Día de la Igualdad Salarial para las Latinas no es una fecha para celebrar, sino para recordar una deuda pendiente con millones de mujeres que sostienen la economía, la familia y el futuro del país —y que siguen esperando que su salario refleje su verdadero valor. (Con información de EFE)