El racismo se ha convertido en una problemática que a diario podemos observar en cada uno de los ambientes o lugares en los que nos desenvolvemos, su existencia data de muchos años, que plantearse la posibilidad de acabar con él es un trabajo pendiente hacia el que debemos apuntar estableciendo buenas políticas de educación y exigentes políticas públicas.

Para analizar esta problemática y como parte de nuestra campaña Alianza contra el racismo, hoy en las páginas de la revista La Movida periódico Alianza Metropolitan News, presentamos las declaraciones del terapeuta y psicólogo Juan Carlos Pérez Bautista, director académico del Instituto Peruano de Psicología y Bienestar Andares.

DESDE LOS ORIGENES

Entendiendo que el racismo y la discriminación son uno de los grandes desafíos de la psicología social, nuestro invitado propone abordar esta problemática desde su origen, considerando las variables históricas de países como Estados Unidos, los grandes problemas de separación y los problemas de estigmatización, propios del desarrollo histórico.

“Debemos distinguir que el racismo y la discriminación nacen desde la formación de las naciones, que en muchas oportunidades separaron a las comunidades por alguna particularidad en común o similar, como es el caso de la formación y la configuración misma de Estados Unidos”, explica.

Puntualiza que el racismo es un reflejo de las políticas de Estado, piezas fundamentales para poner sobre la mesa junto con las políticas inmersas en la educación y de la psicología. Señala que es importante hablar o conocer el lugar donde cada uno se forma, la educación que recibe como elementos que señalan si vas a ser una persona que va a discriminar, ya sea por acción o por omisión.

“Muchas veces lo apreciaste en tus padres o simplemente observaste comportamientos que discriminan o rechazan a personas distintas a ti y terminas por validarlos y esto se convierte en el germen de lo que luego va a ser un comportamiento marcado por el racismo y la discriminación. Creando un estereotipo frente a las personas migrantes, a los adultos mayores, frente a las mujeres, a la comunidad gay, y en especial frente a las personas de color”, afirma.

El psicólogo Pérez Bautista asegura que cuando se tienen estereotipos, las personas buscan confirmarlos, creyendo en las ideas que se tiene, sometiendo a sus víctimas a la demostración de esas ideas.

“En nuestra mente tenemos creencias como que las mujeres son más efectivas en las actividades domésticas, que los migrantes tienen tal o cual característica y así podemos enumerar una serie de estereotipos que confirman ese sesgo, y entonces empiezan a desarrollarse comportamientos violentos y agresivos que luego terminan en lamentables acontecimientos de abuso y maltrato”, menciona.

Tras los lamentables sucesos marcados de racismo que a diario vemos en las calles de Estados Unidos, en California, se plantea la necesidad de entender que hay que combatir los prejuicios, entender que hay personas distintas a nosotros en su diversidad, reconocer sus talentos, sus recursos, sus dones, su aporte para con nosotros y con la sociedad. “Esto va a ser fundamental, desde una política educativa que se inicia desde casa”, dijo.

QUÉ HACER

Como terapeuta, Juan Pérez nos propone tres conceptos que podrían ayudar a destronar el racismo y la discriminación. En primer lugar fomentar las actividades vinculadas con la diversidad, porque reconocer el talento de cada persona nos permite convivir en una sociedad con hombres y mujeres de características diferentes.

“Es bueno fomentar una cultura o una educación integral, sería bueno visitar hacer trabajo en equipo como una herramienta fundamental, más allá de ese concepto lacerante de la competitividad que muchas veces provoca peleas o pugna de uno con el otro”, detalla.

Fundamenta este aporte en que las tecnologías de la información, la globalización de los medios de comunicación vienen demostrando que siempre hay espacio para alguien diferente que es capaz de trabajar en solidaridad y en cooperación con los compañeros, por más diferencias que tengamos. ”Esto se llama ralentizar, un concepto muy fuerte que se está trabajando en la psicología, que significa hacer lentamente un proceso de integración”, explica.

El director académico de Andares propone que desde la educación se deben realizar actividades que tengan que ver con la vida cotidiana, relacionadas con la inteligencia emocional, con la meditación, desarrollar algunas actividades relacionadas con la espiritualidad, con la cocina, el trabajo, el deporte que incluya a personas diferentes a nosotros.

“Porque a veces esas actividades que no están en un libro de matemática, en un libro de lenguaje, nos hermanan; nos dan muchísima más información respecto a lo importante que es convivir y respetarse más allá de las diferencias. Es un trabajo pendiente que debe pasar por una adecuada política de educación”, concluye.

Este artículo es parte del proyecto periodístico Alto al Racismo (Stop the Hate) en California y cuenta con el apoyo de California State Library.