En una conferencia de prensa organizada por American Community Media, en asociación con la Comisión de Ayuda Estudiantil de California (CSAC), líderes educativos, estudiantes y organizaciones comunitarias reafirmaron el compromiso del estado con los inmigrantes, refugiados y estudiantes indocumentados, en particular mediante la Ley Dream de California (CADAA).

Los panelistas coincidieron en que la situación actual, marcada por cambios en la política migratoria federal y los retrasos en la Solicitud Gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes (FAFSA), ha afectado particularmente a las familias migrantes.

Por ello, hicieron hincapié en que la California Dream Act es una opción segura, administrada por el estado, que protege los datos de los solicitantes y que “representa un faro de esperanza para todos los californianos”.

EQUIDAD EDUCATIVA EN TIEMPOS DIFICILES

La Dra. Daisy González, directora ejecutiva de la Comisión de Ayuda Estudiantil de California (CSAC), reafirmó el compromiso del estado con los estudiantes inmigrantes, refugiados y de estatus migratorio mixto, asegurando que “la educación es un derecho para todos los californianos, sin importar su situación migratoria”.

Durante su participación en la conferencia la Dra. González reconoció los temores que enfrentan muchas familias a la hora de solicitar apoyo financiero para la educación superior. “Nuestros estudiantes viven tiempos sin precedentes; enfrentan incertidumbre y miedo, pero queremos que sepan que este estado cree en ellos y quiere que tengan éxito”, afirmó.

La titular de la CSAC recordó que la Ley Dream de California representa mucho más que una simple solicitud de ayuda financiera: “Es un salvavidas para los estudiantes indocumentados, una vía segura que les permite cursar estudios universitarios sin que su información sea compartida con el gobierno federal”.

Además, González destacó los esfuerzos de la comisión para brindar información accesible en múltiples idiomas y reducir las barreras sistémicas que impiden a los estudiantes comprender el proceso. “Cuando las familias confían en nosotros y les brindamos información clara y culturalmente relevante, pueden actuar y transformar su futuro”, dijo.

Daisy González también subrayó que el compromiso del estado es continuo. “A medida que California avanza hacia un presupuesto que prioriza la ayuda financiera para la educación superior, seguimos ampliando las oportunidades para que los estudiantes, sean refugiados, indocumentados o de estatus migratorio mixto, tengan un lugar en nuestras aulas”, concluyó.

ABRIR PUERTAS PARA TODA LA FAMILIA

Christopher González, miembro de la organización 10,000 Degrees, habló con esperanza y convicción sobre el impacto que tiene apoyar a los estudiantes inmigrantes, refugiados y de estatus migratorio mixto en su camino a la educación superior.

“Desde hace más de 40 años, en 10,000 Degrees trabajamos para que estos jóvenes sepan que la universidad es una posibilidad real para ellos”, dijo González durante la conferencia. Para él, es clave que los estudiantes y sus familias reciban orientación cercana, en su idioma y que tenga en cuenta su historia.

Christopher explicó que su trabajo no se queda solo en ayudar a llenar formularios. “Nos aseguramos de que comprendan todas las oportunidades que tienen. Lo hacemos a su ritmo, porque muchas veces es una decisión difícil para las familias que temen por su situación migratoria”, dijo.

También destacó que ver a un solo estudiante triunfar es solo el comienzo. “Cuando un joven llega a la universidad, no solo cambia su futuro; también inspira a sus hermanos y a su comunidad. Así rompemos el ciclo de la pobreza generacional y demostramos que vale la pena luchar por sus sueños”.

En su mensaje final, González insistió en que es fundamental ofrecer apoyo que sea genuino y que los estudiantes puedan reconocer. “Se trata de que sepan que no están solos y que aquí estamos para caminar junto a ellos, paso a paso”.

EDUCACIÓN: SOÑAR SIN MIEDO

Como hija de inmigrantes y primera en su familia en llegar a la universidad, Celeste Mar, estudiante de la California State University Long Beach, sabe bien los retos que enfrentan los estudiantes indocumentados o con estatus migratorio mixto.

Su historia es la de muchos jóvenes en California que sueñan con un futuro mejor y que, gracias a programas como la Ley Dream de California, han logrado abrirse paso.

“Mis padres siempre me animaron a estudiar, pero cuando llegó el momento de llenar las solicitudes para la universidad y la ayuda financiera, todo se sintió muy complicado y aterrador”, compartió Marr, quien hoy cursa estudios de posgrado y trabaja como consejera en Unite LA.

Celeste recordó que el miedo a que la información migratoria de su familia fuera utilizada en su contra estuvo muy presente. “Mucha gente no entiende que es difícil abrirse y entregar datos cuando tus padres viven con el temor de una redada”, dijo con emoción. Sin embargo, gracias a la orientación y al apoyo que recibió, entendió que la Ley Dream de California es una vía segura para acceder a la educación superior sin poner en riesgo a su familia.

Hoy, Celeste ha hecho de esa experiencia personal su mayor motivación para ayudar a otros estudiantes. Como consejera, su trabajo es escuchar, comprender y brindar herramientas para que los jóvenes y sus familias tomen decisiones informadas. “Cuando me siento junto a ellos y les explico paso a paso qué opciones tienen, les cambia la mirada. Es como devolverles la esperanza que yo también sentí cuando alguien me dijo que sí se podía”, afirmó.

Uno de los momentos que más la ha marcado es el de un estudiante que temía solicitar cualquier tipo de apoyo por miedo a perjudicar a sus padres. “Nos sentamos juntos, le mostré que la Ley Dream es confidencial y que hay una red de personas como nosotros dispuestas a ayudar. Al final del día, él presentó su solicitud y, unos meses después, lo vi feliz, inscrito en la universidad. Esa es la razón por la que hago esto”.

Para Mar, el compromiso de California con los estudiantes migrantes es una prueba de que la educación es una herramienta poderosa contra la exclusión. “Cuando un joven logra ir a la universidad, no solo cambia su propia historia; también impacta a su familia y a su comunidad. Por eso siempre le digo a cada estudiante que nunca es demasiado tarde para soñar”, concluyó.

Al finalizar la conferencia quedó establecido que California mantiene su compromiso inquebrantable con la equidad educativa y el derecho de todos los estudiantes a acceder a la universidad, sin miedo y sin importar su estatus legal.